Fotograma de una película de Jim Jarmush con Torres Blancas de fondo
Los límites del control
Los límites del control

21 películas rodadas en un Madrid 'de cine'

Películas que han convertido Madrid en escenario y personaje. Las puedes ver estos días mientras esperas la luz verde que nos permita volver a tomar las calles

Escrito por: Noelia Santos
Publicidad

Pedro Almodóvar, Fernando León de Aranoa, Alejandro Amenábar, Fernando Trueba, Paul Greengrass... Son muchos los cineastas, nacionales y extranjeros, que se han rendido a los encantos de Madrid dedicándole algunas de las más icónicas secuencias de sus obras y retando al espectador a reconocer rincones de la vida cotidiana. Desde los años 20 del pasado siglo, las calles y plazas madrileñas han ejercido como escenario natural y plató de excepción para el rodaje de decenas de laureadas películas, que forman parte de la historia de nuestro cine y que han sido testigo del inexorable paso del tiempo. Recordamos algunas de ellas.

RECOMENDADO: Sugerencias para ver buen cine en casa

Esa sensación

Una película a tres bandas –Juan Cavestany, Pablo Hernando y Julián Génisson– para un virus que provoca extraños comportamientos. “La primera vez que vi esa rotonda estaba iluminada de una forma muy teatral por un coche. Flechazo instantáneo. Parece que la piedra está en un altar, que al construir la rotonda respetaron su posición por su valor arqueológico o para no enfadar a algún dios. Esa piedra es un punto mágico de la ciudad, un vórtice”, comenta Hernando.

Dolor y gloria

El Cine Doré es una de la localizaciones predilectas de Almodóvar. Ya en Hable con ella, Benigno (Javier Cámara) ve aquí El amante menguante para contársela a Alicia (Leonor Watling). Y más recientemente, es en la sede de la Filmoteca Española donde tiene lugar la proyección de Sabor, el largometraje dirigido por Salvador Mallo (Antonio Banderas), a la que por cierto el propio director no acude. Es un amor correspondido: en el Doré dedicaron un ciclo a la carrera de ¡Pedroooo!

Publicidad

El hombre de las mil caras

¿Os habéis fijado en la larga tapia que recorre parte de San Vicente Ferrer y Espíritu Santo? Su interior oculta el invernadero de cristal que aparece en una escena con Eduard Fernández (Paesa) y Luis Callejo (Belloch, exministro de Justicia). Pero lo curioso es que ahí, entre salones barrocos y lámparas de araña del Palacio de Parcent, estuvo la sede de su ministerio.

La virgen de agosto

Más que encontrar el amor, la protagonista de la última película de Jonás Trueba se encuentra a sí misma durante un verano, en mitad de esas fiestas de agosto que convierten la ciudad en un pueblo. El director cerró el círculo proyectándola en la plaza de las Vistillas justo un año después de su rodaje.

Publicidad

Ventajas de viajar en tren

"Esa dirección (Martínez Izquierdo, 21) aparece tal cual en la novela de Orejudo. La casa desentona con el resto de viviendas de la calle y estéticamente era perfecta para la peli. El dueño era un señor mayor que de niño veraneaba en San Sebastián y al que le gustaba mucho el cine. Aritz, el director, se empeñó en rodar allí pero al ir a hacerlo se la encontraron medio en obras. Creo que tuvieron que rehacer parte digitalmente en postproducción", relata Javier Gullón, guionista del filme.

Los límites del control

Os imagináis a Tilda Swinton con una peluca rubio platino tomando algo en una terraza de la plaza de San Ildefonso? ¿O a Luis Tosar recorriendo las calles de Malasaña, violín en mano? Estas escenas y muchas otras nos dejó el enigmático filme dirigido por Jim Jarmusch y protagonizado por un misterioso Isaach de Bankolé.

Publicidad

Que Dios nos perdone

El idilio de Rodrigo Sorogoyen con su ciudad natal viene de largo. Prácticamente todas sus películas han usado las calles de la ciudad como escenario, desde Stockholm. Pero el trepidante largometraje de 2016  en el que Antonio de la Torre y Roberto Álamo tienen que atrapar a un asesino en serie muestra las entrañas capitalinas, de la Puerta del Sol en esos minutos iniciales a las callejuelas tras la Gran Vía.

El Bar

Recuerda mucho al Palentino (el original), pero el plató de rodaje estuvo a caballo entre un estudio y los exteriores del comercio que hay junto al mercado de Mostenses. Ahora es una parafarmacia, y lo encontraréis en una esquina bajo el toldo de El sol sale para todos, enfrente del restaurante Lamian.

Publicidad

Abre los ojos

Pocas veces una azotea ha dado tanto juego cinematográfico como la de la Torre Picasso, escenario donde se desarrolla el desenlace y gran clímax de esta peli de Amenábar. El rascacielos pone el broche final a una larga lista de ubicaciones, entre las que figuran el Parque de Berlín, donde se conocen los personajes de Eduardo Noriega y Penélope Cruz, o el Faro de Moncloa, que alberga la clínica de cirugía ficticia en la que el primero intenta reconstruir sin éxito su rostro desfigurado. Pero si hay una escena que quedará para siempre en la retina de los espectadores esa es, sin duda, la de una Gran Vía completamente desierta –casi imperceptible es la figura de un espontáneo asomándose desde un balcón–, recorrida por un protagonista tan sorprendido como el público de la propia película. Una curiosidad: la escena fue tomada a primerísima hora de una mañana de agosto, un año antes de que se rodara la película completa, y hay un momento en el que Noriega, en un gesto espontáneo, se gira para mostrar su rostro ante la cámara y asegurarse así de que no hubiera un posible cambio de actor en el futuro. 

El ultimátum de Bourne

No solo el cine español incluye a Madrid para ambientar algunas de sus producciones. Una de las más importantes sagas de acción de los últimos años se fijó también en la capital española para llevar a su amnésico, huidizo y viajero protagonista, interpretado por Matt Damon, a varias localizaciones madrileñas. Lo hace en la tercera, y mejor, de sus entregas, y usa la estación de Atocha como puerta de entrada a la ciudad del personaje, quien busca en Madrid más pistas sobre su identidad. Su destino principal, tras coger el típico taxi blanco y franjirrojo, se encuentra en el número 334 de la ficticia calle Norte, que en realidad es el portal 10 de la calle Virgen de los Peligros, muy cercana a la Puerta del Sol. Allí visita un despacho donde encuentra más información y un nuevo objetivo: Tánger. En Madrid también se rodó en el Café del Príncipe, en la plaza de Canalejas, que simuló ser una cafetería de Turín durante el encuentro de dos personajes secundarios de la película. La cinta homenajea también a la capital con varios planos aéreos, en los que aparecen, por ejemplo, la plaza de Cibeles o la plaza de toros de Las Ventas.

Publicidad

Historias del Kronen

Basada en la primera novela de José Ángel Mañas y protagonizada por Jordi Mollá y Juan Diego Botto, Historias del Kronen despliega un viaje de drogas, sexo y muerte por la noche madrileña que parte del local que da nombre a la película y que no es otro que el Templo del Gato (famoso también por aparecer en otros filmes como La vida alegre, de Fernando Colomo). Armendáriz elige localizaciones como el paso elevado de Juan Bravo sobre la Castellana, desde el que se cuelgan los personajes de Aitor Merino y Eduardo Noriega (imagen del cartel de la peli), o los túneles de Azca, donde se desarrolla la célebre secuencia en que los protagonistas (Juan Diego Botto y Jordi Mollá) circulan con su coche en dirección contraria.    

La gran familia

Visitar la Plaza Mayor en Navidad y escuchar gritos de algún bromista buscando a Chencho todavía es posible más de medio siglo después del estreno de esta célebre película, que muestra los aprietos de una multitudinaria familia con quince hijos a principios de la década de los 60. La cinta es recordada por muchos por la mítica escena en la que el abuelo, al que da vida Pepe Isbert, pierde momentáneamente al más pequeño de sus nietos en pleno mercado navideño de la Plaza Mayor. Comienza entonces la famosa búsqueda (con final feliz) del niño al grito de “¡Chenchoooo!”

Publicidad

Las bicicletas son para el verano

Adaptación al cine de la obra teatral del mismo nombre de Fernando Fernán Gómez, Las bicicletas son para el verano refleja el drama de la Guerra Civil en Madrid a través de la vida cotidiana de la familia de Luisito (Gabino Diego), un joven cuyo mayor problema hasta entonces era haber sido castigado sin una bicicleta tras suspender Física. Aunque rodada en buena parte en Segovia, la película muestra a través de escenarios como los parques de El Retiro o las Vistillas, la catedral de la Almudena, la Iglesia de San Francisco el Grande, el Rastro o las distintas calles y plazas que conforman La Latina los efectos de la evolución de una contienda que sitia la ciudad y que va poniendo fin poco a poco a la inocencia de su protagonista. 

El bola

El madrileño barrio de Carabanchel se convierte en un personaje más en El Bola, el retrato de un niño maltratado por su padre, al que da vida Juan José Ballesta, y exitoso debut de Achero Mañas al frente de la dirección, con un total de cuatro premios Goya. La calle Lucero, donde se encuentra la ferretería regentada por el padre del protagonista, la estación de metro de Urgel o los puentes de Segovia y San Isidro son testigos de la evolución del protagonista a lo largo del filme, junto a otros escenarios como el Parque de Atracciones o La Pedriza, que ejercen como refugio momentáneo.

Publicidad

Madrid, Above the Moon

Tras ‘Amor, curiosidad, prozac y dudas’, Miguel Santesmases decidió nuevamente convertir a la capital en el epicentro de rodaje de Madrid Above the Moon, un largometraje financiado por crowdfunding, que utiliza los jardines de la Plaza de Oriente, la Plaza de España o el Templo de Debod como escenarios de ligue de Ernesto (Víctor Vidal), un treintañero en paro que, haciendo fotos por el centro de Madrid, conoce a Susan (Helena Sanchís), una joven extranjera con la que surgirá una historia de amor. Una comedia romántica, rodada casi íntegramente en inglés, que termina transformándose en uno de los más completos reclamos turísticos de la capital.

Recomendado
    También te gustará
    También te gustará
    Publicidad