¿Es Madrid la Antesala del Infierno o la Puerta del Apocalipsis? Así parecía sostenerlo ‘El día de la bestia’ (1995), segundo largometraje de Álex de la Iglesia y una de las películas que han utilizado de manera más imaginativa, con un punto de intensidad hitchcockiana, algunas de las localizaciones más emblemáticas de la capital. El Madrid de 'El día de la Bestia' era, bajo la mirada alucinada del cura vasco que encarnó un inolvidable Álex Angulo, el Belén del Anticristo, el lugar donde podría tener lugar el Advenimiento del Maligno en una noche de Navidad regida por el delirio, la misa negra y los psicotrópicos.
"Esa mirada distorsionada sobre la ciudad es la que fuimos cultivando Álex de la Iglesia y yo durante los casi dos años que nos llevó preparar la producción de ‘Acción Mutante'", recuerda el co-guionista de la película Jorge Guerricaechevarría, “por aquel entonces, vivíamos en Bilbao, pero casi todos los meses teníamos que viajar a Madrid para asistir a reuniones que a veces tardaban tres o cuatro días en celebrarse. Nuestra mirada era la del personaje de Angulo: alguien que mira hacia arriba y contempla ese mundo ajeno que le sobrepasa.
Aunque Madrid sigue siendo un lugar perpetuamente en obras, en aquellos años todo era más apocalíptico y chapucero, si cabe. "Pasábamos muchos días sin nada que hacer y nos sorprendían las mismas cosas que acabarían sorprendiendo a nuestro personaje, como contemplar en la Gran Vía una tienda de juguetes con armas en el escaparate”. Una visita guiada por los avernales escenarios de ‘El día de la bestia’ bien podría ser la última palabra en turismo psico-geográfico de (bajo) riesgo.