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Fue, y siempre será, un símbolo de Madrid. Generaciones enteras han pasado las tardes de los sábados recorriendo sus tres plantas, muchas veces mirando con deseo las últimas botas de estilo londinense, las decenas de anillos y collares de plata que se exponían, esos vestidos vintage y también los que podrían llevar perfectamente cualquier estrella del heavy metal. Incluso podías hacerte un tatuaje y comprar ropa para bebé. Eclecticismo puro.
Ahora el Mercado de Fuencarral, “el centro comercial para los que odiaban los centros comerciales”, lleva ya más de un año cerrado y las grandes firmas de moda están luchando por hacerse con el inmueble. Su gran atractivo es sin duda su tamaño -más de 1.800 metros cuadrados-, ya que en la calle Fuencarral, una de nuestras principales vías comerciales, ya no quedan prácticamente espacios de esta extensión (a excepción de la galería Fuencarral 77, recientemente cerrada por completa tras la marcha de su último inquilino).
Además, marcas de la magnitud de Topshop, Inditex, H&M y Uniqlo, las principales interesadas según El Economista, no cuentan con establecimientos cercanos, ya que la mayoría de sus tiendas se ubican en la Gran Vía o pasada ya la Glorieta de Bilbao. Serían la firma británica, que en Madrid solo tiene una tienda en la Puerta del Sol, y la empresa de Amancio Ortega las que más cerca estarían de convertir este emblemático espacio en otra macrotienda.