Porque está muy bien planteada
La muestra estrella de este verano en el Museo Thyssen-Bornemisza ha sido comisariada por Paloma Alarcó, jefe de Conservación de Pintura Moderna del Museo, y eso ya significa que empezamos bien. Alarcó tiene un don: sabe plantear una exposición para que te entre por los ojos (ya lo hizo con la maravillosa muestra de 'Monet y la abstracción' hace un tiempo) y para construir un argumento alrededor de ella sin que nos resulte inaccesible, pedante, ni mucho menos incomprensible. La exposición 'Mitos del Pop' ha sido también tocada con la varita mágica de su trabajo (y el de su equipo), y se nos presenta con un hilo conductor que no es temporal, ni por autores, sino temático. Bien. Solo eso ya nos genera interés. Collage, publicidad, cómic; Emblemas; Mitos; Retratos; Paisajes, interiores, naturalezas muertas; Erotismo urbano; Pintura de historia y Arte sobre arte son esos hilos conductores que nos llevan de la mano por todas las variables que hubo dentro de este movimiento que marcó el inicio del arte contemporáneo. Y, como decíamos, te entra por los ojos: estamos ante una exposición de gran impacto visual, incluso abrumador. Es colorida, luminosa, hay variedad de formatos (incluyendo neones y el divertido 'Balancín rojo', de Öyvind Fahlström). Y aunque sólo sea por quedarte con esa sensación en el cuerpo te merecerá la pena haber pagado la entrada.